18 de Agosto, 2018

El difí­cil inicio de la convivencia

img La ilusión marca el comienzo de la vida en pareja, pero también trae los primeros desencuentros. Conviene aceptar las diferencias y cultivar el diálogo. Los primeros meses en pareja sientan las bases de cómo será la relación. Es una prueba de fuego que hay que superar para conocer la calidad de nuestro compromiso afectivo.

El amor se construye dí­a a dí­a, entre ese espacio que va del inconsciente del uno al inconsciente del otro. Antes de vivir juntos, mostramos al otro lo que queremos que vea. Sin embargo, en el dí­a a dí­a aparecen otros problemas, y nuestra pareja se convierte en el testigo de facetas que no nos parecen buenas. El conocimiento personal que cada uno tenga de sí­ mismo, y la madurez psicológica, influyen para que la empresa llegue a buen puerto. Cada miembro de la pareja aporta su visión de la convivencia, adquirida, por lo general, en su familia de origen. El tipo de relación que el cónyuge mantiene con ella es un dato importante porque, a veces, advierte demasiado tarde que no solo se ha casado con su novio, sino con su familia.

Crecer en pareja

Convivir nos lleva a una intimidad en la que se realizan los deseos como el de ser amado. Vivir con el otro es conocerse cada vez mejor; siempre puede haber sorpresas, positivas y negativas, incluso después de muchos años de vida en común. La pareja, en el inicio de la convivencia, emprende un camino: los dos van creciendo juntos, cambian y deben readaptarse constantemente.

La convivencia comienza con ilusión. La intimidad alcanzada evoca todas las relaciones anteriores que han dejado una huella en nuestra forma de sentir. Si nuestra historia emocional está marcada por abandonos afectivos, la convivencia puede ser más conflictiva y será difí­cil respetar la libertad del otro y defender la propia. 



¿Qué podemos hacer?

Para tener éxito y no recorrer el camino que va de la desilusión al desencanto, conviene
  • Aceptar las diferencias como algo enriquecedor.
  • No pedir al otro más de lo que nos pedimos a nosotros. Los defectos también unen.
  • Si surgen conflictos, mirar al pasado y ver si reeditamos una situación antigua.
  • El diálogo es fundamental: permite una buena adaptación, evita malentendidos y aclara situaciones. 
  • No irse a dormir sin haber solucionado las diferencias, evitará rencores o la acumulación de tensiones en la pareja. 
  • Hablar de los conflictos a medida que ocurran en un lugar de “estallar†un dí­acon reproches sobre cosas que el otro ni siquiera recordará.

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